Los ecosistemas afectados por incendios forestales generalmente son capaces de regenerarse en poco tiempo y de manera natural, aunque hay zonas más problemáticas donde hay que actuar, afirma en una entrevista con EFE Juli Pausas, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

“Los incendios forestales son parte del sistema y ocurren de vez en cuando, por tanto no tienen porqué representar un problema para la biodiversidad. Otra cosa es que sean excesivamente frecuentes”, añade el experto en incendios, del Centro de Investigaciones sobre Desertificación del CSIC.

Tras el siniestro en la Sierra de Gata (Cáceres), que ha calcinado 7.817 hectáreas de alto valor ecológico, lo primero es evaluar sobre el terreno el grado de afección y definir si hay zonas donde la restauración puede ser “problemática” debido a la intensidad del fuego y áreas donde la vegetación se recuperará “rápidamente”.

De acuerdo con la primera evaluación oficial, del total de hectáreas arrasados, 1.356 corresponden a monte público y 6.400 a fincas privadas.Lo que más se ha quemado ha sido matorral (3.958 hectáreas), seguida de pino (1.850 ha), rebollo (395 ha), alcornoque (272 ha) y 118 hectáreas de castaños y especies de ribera. Según el investigador del CSIC, especializado en el estudio de la ecología y evolución de los ecosistemas propensos al fuego, el número de hectáreas quemadas “no informa de la gravedad” del siniestro, “hay que ir más allá”.

En líneas generales, la mayoría de los lugares afectados por las llamas se restauran rápidamente y de forma natural, pero existen zonas concretas -en las que incluso hay pérdida de suelo- en donde la regeneración va a ser más lenta y, en consecuencia, es necesario actuar.

De las especies arbóreas afectadas en Sierra de Gata, agrega el investigador, el alcornocal es una de las que mejor resiste el fuego gracias a la anchura de su corteza (de la que se saca el corcho) y al año siguiente seguramente tendrán rebrotes desde la copa.

Las piñas tienen una función fundamental a la hora de recuperar las zonas afectadas por un incendio forestal. No tan espectacular como los alcornocales, los castaños, madroños o rebollos también se recuperarán “bastante bien”.

El pino (Pino pinaster en Sierra de Gata) no rebrota sino que vuelve a crecer gracias a las semillas que atesoran sus piñas, que se abren, dispersan y activan después del fuego.Su supervivencia y grado de recuperación dependerá también de la intensidad de las llamas, pero “asumiendo el calor de estos días es de suponer que se hayan quemado bastante”, explica el científico.Los primeros brotes en la mayor parte de la vegetación comenzará en el plazo de pocos meses “y al cabo de un año estará bastante verde”.

Sin embargo, “la estructura del sistema habrá cambiado” -pérdida de diversidad, frondosidad de las masas forestales etcétera-. Un incendio forestal, subraya Pausas, no implica beneficios, pero sí es cierto que de vez en cuando -cada 60 o 80 años- puede ayudar a rejuvenecer el sistema, a eliminar a los individuos más débiles, a reducir las enfermedades…Como es parte del sistema, “desde el punto de vista ecológico normalmente no es un hecho catastrófico, a no ser que sean muy frecuentes”.

El investigador concluye que siempre hay que optar, en caso necesario, por las repoblaciones con especies autóctonas, una línea de actuación que se sigue desde hace tiempo en la mayor parte del país.

En cuanto a la afección a la fauna en la Sierra de Gata, el director general de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, Pedro Muñoz, ha informado hoy que sólo se ha visto afectado un nido de águila calzada, que estaba situado en el término municipal de Acebo. Por contra, la colonia de buitre negro existente en la zona, así como la de cigüeña negra, águila real y halcón, no se han visto afectadas, pues han quedado en una “isla verde” que no se ha quemado.