El 70% de los españoles dicen llevar una alimentación más sostenible con el planeta que hace cinco años. No obstante, de este porcentaje casi la mitad reconocen que conseguirlo no es tarea fácil, según una encuesta realizada por el 'IX Observatorio Nestlé de Hábitos Nutricionales y Estilo de Vida de las Familias'.

Aunque la dieta mediterránea continúa siendo el máximo referente y el patrón alimentario con el que se identifica el 58% de los consumidores en España, la dieta planetaria empieza a tener cierto peso entre ellos, pues hasta el 8% de los encuestados ya tienen en cuenta todos los aspectos relacionados con la sostenibilidad a la hora de escoger qué van comer.

Los datos la encuesta muestran que la sostenibilidad está cambiando nuestra manera de alimentarnos. Incluso entre aquellos que aún no afirman haber modificado sus hábitos. Del 23% de los españoles que no se han apuntado todavía al cambio, más de la mitad (15 %) ya se plantea o le gustaría llevar una alimentación más cuidadosa con el planeta.

Esta concienciación se traduce también en gestos concretos en el momento de compra. El 56% de los consumidores españoles se preocupa por comprar aquellos alimentos que sean más respetuosos con el medioambiente y hasta el 28% reconoce que empieza a tener interés en ello.

Así pues, los productos que implican un gasto innecesario de materias primas, que vienen en un formato con mayor cantidad de producto del que realmente necesitan o que utilicen un embalaje excesivo, que no sea reciclado o reciclable se han convertido, por este orden, en las principales barreras para incluir un producto en la cesta de la compra.

Más interesados en saber sobre los productos

A 8 de cada 10 españoles le interesa conocer aspectos relacionados con la sostenibilidad de los alimentos que incluye en la cesta de la compra. Más del 50 % ya sabe el origen de la carne, fruta o verdura que tiene en su nevera.

En relación con la carne, además de la procedencia, el 30 % se preocupa también por el bienestar animal de las reses y hasta el 44 %, se fija en el código impreso en la cáscara de los huevos antes de comprarlos.

Sin embargo, un 50 % reconocen la complejidad de obtener la información del impacto medioambiental de los productos y, aunque el etiquetado juega un papel fundamental, cerca del 20 % confiesa que acaba recurriendo a internet u otros canales para buscar esos datos.