La institución ha explicado que los resultados del estudio, publicado en 'American Journal Clinical Nutrition', podrían ser tenidos en cuenta en las recomendaciones nutricionales para prevenir la obesidad y las alteraciones del sistema circadiano.

Cuanto mayor es la frecuencia de las comidas, menor es el IMC, según el estudio. Sin embargo, habría que limitar el número de comidas a 5 o 6 cada tres o cuatro horas, dentro de un intervalo de tiempo diurno menor de catorce horas.

Los autores del estudio también han observado que a medida que aumentan las comidas durante el día, el consumo de calorías nocturnos se reduce. Además, han descubierto que cenar tarde o saltarse el desayuno se relaciona con un aumento de la obesidad y la diabetes tipo 2.

El estudio también ha concluido que el patrón diario de temperatura periférica es más robusto en aquellos individuos que hacen 5 o 6 comidas al día. Mostraban mayor contraste de temperatura entre el día y la noche, un indicador positivo.

La frecuencia de las comidas también se ha relacionado con una ligera subida de temperatura al mediodía, un indicativo del buen estado de salud.

Para llegar a estos resultados, os investigadores analizaron la dieta, los horarios de sueño y comidas, la temperatura corporal y el IMC de 260 personas entre 20 y 30 años.