Aunque hasta hace poco la mayoría de estudios que comparaba el sobrepeso entre zonas rurales y zonas urbanas subrayaban que el incremento de masa corporal era superior en las segundas, una nueva investigación llevada a cabo con datos de los últimos 30 años afirma lo contrario.

La mayoría de investigaciones que señalaban las ciudades como principales núcleos del sobrepeso y la obesidad, se centraban en estudios que utilizaban los datos de Índice de Masa Corporal (IMC) de la población. Los cálculos de IMC se utilizan para valorar si el peso de las personas es saludable, en comparación con su altura.

Sin embargo, una muestra que recoge más de 2.000 estudios desarrollados con 112 millones de adultos, desde 1985 hasta 2017, se ha llegado a la conclusión de que, con el paso del tiempo, la obesidad no solo ha ido disminuyendo en las ciudades, sino que se ha llegado a revertir con respecto a las zonas rurales.

En todo el mundo se produjo un aumento de la masa corporal de entre 5 y 6 kilos, entre 1985 y 2017. No obstante, mientras que en zonas rurales este aumento se sitúa en torno a 2,1 kg/m2, en zonas urbanas este dato no sobrepasa 1,6 kg/m2 de IMC.

Según el informe, estas diferencias se deben a que, mientras que en los núcleos urbanos se ha mejorado la nutrición y se garantizan más opciones de ejercicio físico y ocio, que derivaría en una mejora para la salud, las zonas rurales han experimentado mejoras en infraestructuras, en la mecanización y en el uso del automóvil, que derivan en un menor gasto energético y un mayor consumo de alimentos procesados y de baja calidad.