En nuestro día a día es muy común que nos hagamos pequeños cortes, rozaduras, e incluso que suframos quemaduras en la piel al realizar actividades como planchar o cocinar. Para prevenir cualquier posible infección, es muy importante limpiar este tipo de lesiones, y, en caso de quemaduras, enfriar con una fuente abundante de agua.

Por otro lado, a este tipo de heridas se les suman también los hematomas subcutáneos, provocados por golpes y con un característico color azulado o morado. En este caso, lo imprescindible es aplicar agua y masajear la zona afectada con alguna pomada o gel que ayude a la correcta circulación de la sangre.

En el caso de heridas sangrantes, las recomendaciones de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp) pasan por:

  • Detener el sangrado, presionando sobre la herida con una gasa limpia.
  • Una vez que la hemorragia deje de sangrar, debe limpiarse la herida con jabón y agua, frotando desde el centro hacia el borde.
  • En caso de que se trate de una herida importante, con cierta profundidad, debería limpiarse con suero fisiológico.
  • A continuación, una vez que se haya limpiado la lesión, es recomendable aplicar algún producto antiséptico, como agua oxigenada, para evitar una posible infección.
  • Para evitar infecciones, se recomienda también cubrir la herida con algún apósito que ayude a la correcta cicatrización.