Para ello, tan solo es necesario seguir una serie de sencillos pasos, como pintar las paredes de nuestro hogar con colores suaves, establecer una organización del mobiliario basada en la luminosidad de los distintos espacios de nuestra casa, o eliminar cualquier objeto que no funcione bien o sea defectuoso.

Todo esto puede agruparse en el correcto mantenimiento de tres puntos clave que deben estar bien diferenciados: la cocina, la entrada y los dormitorios.

A pesar de que su origen se encuentra en la China antigua, el Feng Shui, junto con otras prácticas similares, fue prácticamente prohibido con la llegada de la República Popular China. Por este motivo, Taiwan y Malasia han sido los principales encargados de extender esta práctica hasta que, a día de hoy, ha acabado por popularizarse en todo el mundo.