Más allá de la incomodidad que genera, el sudor tiene una función realmente importante en el organismo, ya que termorregula la temperatura corporal. Así, en estaciones calurosas como el verano, su función es la de enfriar la piel.

La dermatóloga Ana Molina explica que hay una gran diferencia entre los desodorantes y los antitranspirantes. Para combatir el sudor, por tanto, es esencial conocer bien para qué sirve cada uno.

El desodorante se aplica por la mañana y contiene perfumes que “enmascaran nuestro sudor, pero no hacen que sudemos menos” afirma Molina. Por su parte, los antitranspirantes se aplican por la noche y hacen que sudemos menos, es decir, “taponan un poco la glándula sudorípara en superficie”.

En cuanto al olor, la doctora afirma que el sudor es completamente inodoro. Sin embargo, nuestra piel contiene otras bacterias que se alimentan de este y generan sustancias que sí son olorosas. De este modo, el olor del sudor se corresponde con la “caca de las bacterias”.

Su composición es de un 99% de agua y un 1% de sales minerales y no contiene toxinas. Las personas sudamos de media unos 700ml al día, y en casos extremos de mucho calor o deporte, podemos llegar a sudar unos 3 litros al día, pero “no basta con beber agua para reponer el sudor”.

En cuanto a la ropa, esas manchas amarillentas que a veces se forman son consecuencia de los ácidos grasos que eliminan las bacterias que se alimentan de nuestro sudor. Así, la ropa transpirable es la mejor aliada contra el sudor. Cuanto más porosa, mejor.