La doctora Shawnda Morrison, fisióloga del ejercicio ambiental de la Facultad de Deportes de la Universidad de Liubliana (Eslovenia), afirma que, para tolerar las altas temperaturas es fundamental una forma física adecuada, los niños actualmente son más obesos y están menos en forma que nunca.

Y advierte que esto podría exponerlos a un mayor riesgo de sufrir problemas de salud relacionados con el calor, como deshidratación, calambres, agotamiento o insolación.

La autora afirma que las políticas actuales sobre el cambio climático no abordan adecuadamente las necesidades de salud de los niños. Se debe animar a los más jóvenes a que hagan ejercicio en su día a día si quieren hacer frente a la vida de un mundo cada vez más caluroso.

Los hallazgos de la investigación

La doctora Morrison tiene más de 20 años de experiencia en la investigación del rendimiento deportivo y la fisiología del ejercicio, especialmente en entornos calurosos y extremos.

Sus valoraciones se basan en una revisión exhaustiva de más de 150 estudios médicos y científicos sobre cómo los niños mantienen la actividad física, hacen ejercicio, se enfrentan al calor y cómo esto podría cambiar a medida que aumenta la temperatura global.

Entre las investigaciones que destaca se encuentra un estudio sobre 457 niños de 5 a 12 años de edad de la escuela primaria en Tailandia, que descubrió que los jóvenes con sobrepeso tenían más del doble de probabilidades de tener dificultades para regular su temperatura corporal que los de peso normal cuando hacían ejercicio al aire libre.

En otro estudio, los datos de los servicios de urgencias de los hospitales infantiles de EEUU revelaron que en los días más calurosos la afluencia era mayor. Los niños más pequeños eran más propensos a necesitar atención de urgencia.

La investigación pone de manifiesto que la aptitud aeróbica de los niños es un 30% inferior a la de sus padres a la misma edad, lo que constituye un rápido descenso de la actividad física infantil en todo el mundo, especialmente en los últimos 30 años.

Además, queda comprobado que gran parte de los niños no cumplen la directriz de la OMS de realizar al menos una hora al día de actividad física. La pandemia de Covid-19 aceleró esa inactividad física, especialmente en Europa, durante el cierre de escuelas e infraestructuras sociales.

En cuanto a la termorregulación los niños pequeños no son adultos pequeños, si no que cuando se exponen al calor sudan menos que los adultos, pierden el calor aumentando el flujo sanguíneo hacia su piel, un proceso que puede requerir que el corazón trabaje relativamente más.

A pesar de estas diferencias, la mayor parte de la investigación sobre cómo se adapta el cuerpo a las temperaturas más altas se ha llevado a cabo en adultos. La escasa investigación mecánica realizada en niños se llevó a cabo hace 15-30 años, cuando los niveles de aptitud física de los niños eran mucho mayores que los actuales.

Cuidado con las restricciones poco saludables

Morrison alerta que cuando los padres perciben que las temperaturas al aire libre son demasiado calurosas para que salgan sus hijos a jugar, suelen restringirles aún más el tiempo diario de actividad física, con lo que contribuyen al incumplimiento de los niveles mínimos de ejercicio para mantenerse saludables.

Además, se prevé que los cambios climáticos provoquen brotes de nuevas enfermedades. Lo que tendrá consecuencias potencialmente devastadoras para el estado físico y mental de los niños si como medida para contenerlas vuelve a recurrirse a las restricciones de movimiento.

Enfocar el ejercicio como una actividad lúdica

La doctora Morrison concluye que son los adultos en mejor forma física los que tienen una mayor capacidad de tolerancia al calor, debido a una combinación de factores fisiológicos, conductuales y psicológicos.

"Sin embargo, a medida que el mundo se calienta, los niños son los que menos en forma están. Es imprescindible animarles a que realicen actividades físicas diarias para aumentar y mantener su forma física, de modo que disfruten moviendo su cuerpo y no lo sientan como un trabajo o una tarea", puntualiza la doctora.

¿Qué podemos hacer?

Las familias tienen un papel importante que desempeñar, especialmente si los colegios ofrecen poca educación física.

Se aconsejan combinar juegos estructurados, como deportes de equipo, y juegos activos con amigos y familiares al aire libre.

Morrison recomienda: "Asegúrate de que la actividad eleve el ritmo cardíaco, el entusiasmo y la energía positiva de todos y, lo que es más importante, intente no evitar por completo el calor, sino elegir momentos del día menos calurosos (mañanas/tardes) para mantenerse activo, ya que necesitamos mantenernos en movimiento en este nuevo mundo que se calienta".