Los frutos secos, como el pistacho, tienen muchos beneficios nutritivos para el desarrollo de los más pequeños, pero pueden provocar alergias y atragantamientos. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria recomienda, por este motivo, no ofrecer frutos secos enteros hasta que el niño haya cumplido cinco o seis años. Así que ofrécele frutos secos, pero siempre respetando la edad de inicio y en cantidad moderada.