Realizar actividades al aire libre es sin duda muy beneficioso para los más jóvenes. Sin apenas darse cuenta, hacen un esfuerzo físico muy saludable. Los deportes en equipo, salir a pasear con la familia y divertirse jugando deberían ser deberes obligatorios.

Si el niño se niega a bajar a la calle, puede que sea porque no se siente del todo seguro de sí mismo, y que el temor a fallar o a las críticas le impida hacer amigos. Si esto sucede, motivar y estimular las habilidades del niño puede ayudarle a perder el temor, además de que recibir recompensas afectivas y elogios le hará sentirse protegido.

Muchos tipos de actividad física generan diversión por sí mismos, como las caminatas en el campo, todos los tipos de baile, aerobic, gimnasia acuática, etc. Además, en los deportes en equipo, el sentimiento de pertenencia a un grupo, estrecha los lazos afectivos entre niños y niñas.

Por otro lado, los juegos y deportes sobre ruedas también facilitan la iniciación al ejercicio físico, ya que obligan a moverse y desplazarse (montar en bicicleta, patinar, etc.).

No debemos olvidar que el complemento perfecto para el deporte es comer de forma saludable, beber agua para hidratarse y tomar a menudo frutas y verduras frescas.