En los primeros años de vida es cuando se aprenden los buenos hábitos en relación con la comida. Los padres son la influencia más directa para los niños y por eso deben predicar con el ejemplo a la hora de hacer ejercicio físico, sentarse a la mesa y enseñar rutinas alimenticias. Deja que el niño te vea comer distintos alimentos y disfrutar de ellos.

Hacer la compra juntos puede ser una forma divertida de conocer distintos ingredientes y aprovechar los alimentos de temporada para preparar comidas atractivas que despierten el apetito del niño.

No hay que obligar al niño a comer. Los castigos o amenazas tampoco son muy eficaces. Por eso, si tu hijo no quiere comer la comida del plato puedes darle a elegir: ¿Prefieres lentejas o judías?. Es muy importante elogiar y animar cuando el niño prueba algo nuevo. Y sobre todo, tener paciencia.

Sabemos que la alimentación de los más pequeños de la casa es importante, por eso os damos unos consejos básicos para el día a día. ¡Tomad nota!

- Te recomendamos tomar, al menos, cinco piezas de fruta, verdura y hortalizas.

- Los cereales (pan, pasta, arroz, etc.), patatas y legumbres son alimentos básicos. Tienen que formar parte de nuestra dieta diaria.

- Es mejor comer pescado que carne, pero es importante introducir todos los alimentos en la dieta.

- Tened en cuenta que la grasa más saludable es la del aceite de oliva y la más perjudicial es la de origen animal.

-  Lo ideal es acompañar las comidas con agua, que es la bebida más sana por excelencia. Los refrescos, sólo en ocasiones especiales.

-  Reduce la cantidad de sal en las comidas.

-  Desayuna todos los días y de la forma más completa posible.

Por último, ten en cuenta que los alimentos pequeños y duros son peligrosos por el riesgo de atragantamiento (uvas, aceitunas, frutos secos enteros, etc.). Es recomendable que no los tomen hasta que el niño tenga cuatro años y siempre bajo la supervisión de un adulto.