Los niños, en su infancia, no suelen entenderse demasiado bien con las verduras y legumbres. En ocasiones, los pequeños prefieren saltarse la comida o exponerse a que los padres les pongan el mismo plato para merender o cenar antes que probar un plato de verduras.

El 75% de los niños afirma no gustarle las verduras, según una encuesta sobre hábitos alimentarios realizada en Brasil. Las legumbres les siguen de cerca con un 66%.

Las principales razones que emplearon los niños eran que no les gustaban ni su aspecto ni su sabor. Además, el 11% de los niños agregaron que estos alimentos eran difíciles de masticar.

La primera reacción de los niños ante un plato de comida que no les gusta es saltarse esa comida, por lo que un 46% de los niños se salta el desayuno, un 20% el almuerzo y un 23% la cena.

En contraposición, los alimentos que más gustan a los niños son el pan y la pasta, según el 96% de los niños encuestados.

Un truco para los padres es aprovechar el hecho de que a los niños les encanta la pasta para elaborar nuevas recetas como espaguetis con champiñones o ensalada de pasta con verduras.

Otra de las quejas de los niños frente a las verduras es su sabor amargo, por lo que se puede añadir maíz, calabaza o zanahoria para endulzar el plato.

El hecho de poner un plato entero de verduras y obligar al niño a comérselas es contraproducente, es mejor utilizar unas pocas a modo de guarnición.

Otra de las claves para que el niño se acostumbre a las verduras es incluirlas en su dieta desde que son muy pequeños y ser un ejemplo para ellos.