La fibra es un elemento que, además de favorecer el tránsito intestinal, es un elemento fundamental en el desarrollo de los niños, ya que ayuda a prevenir la obesidad infantil y contribuye al desarrollo óseo.

Las frutas como las peras, los plátanos, ambos ricos en potasio, las manzanas o las naranjas cuentan con altos niveles de fibra, por lo que un consumo diario de estos alimentos contribuirá al desarrollo de los niños.

Además, tienen un efecto saciante, lo que hace que el estómago se mantenga en un buen estado y el hambre no aparezca de forma inmediata. Las ciruelas, una de las frutas de temporada, pueden ser una merienda sana y diferente para los niños.

Los cereales representan uno de los productos que más cantidad de fibra contienen. A su vez, otros alimentos como el arroz, el pan o la pasta integral también tienen altos niveles de fibra.

A pesar de que las legumbres no son el alimento preferido de los niños, son los más completos en fibra. Las lentejas o las habas pueden ser una opción, y además se pueden preparar con patata cocida o zanahoria para hacer el plato todavía más saludable.