A pesar de que no tengan tanto hierro como se creía hasta ahora, las espinacas pueden comerse crudas así como también cocinadas, o formando parte de otros platos. 

A la hora de comprarlas, para saber si las espinacas son frescas tienen que estar las hojas muy verdes, brillantes, muy tiesas y tersas.

El consumo de las espinacas siempre ha estado asociado su consumo a un aumento de la fuerza, entre otros motivos porque así se aludía en los famosos dibujos animados de Popeye.

"Popeye ha tenido mucho que ver con este tema, ya que asociamos espinacas a fuerza y por lo tanto a alto contenido de hierro, cuando  realmente sólo aporta 2 o 2,7 miligramos por cada 100 gramos" ha explicado el nutricionista Guillermo Rodríguez.

En cambio, las espinacas son un gran antioxidante y destacan por su alto contenido en fibra ya que regula y controla el tránsito intestinal.

Además estas verduras tienen un gran valor energético tanto en vitaminas como minerales y aporta una gran cantidad de ácido fólico.