La obesidad es una enfermedad crónica que se presenta, cada vez con más frencuencia, en los más pequeños de la casa.

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición ha elaborado un sencillo decálogo para evitar que las cifras de niños obesos aumenten, que permite mantener un peso próximo a lo normal y asegurar la calidad de vida de los niños para el futuro.

El primer consejo es controlar el tamaño de las raciones de los más pequeños. Es importante comer, con moderación, un poco de todo.

La actividad física es un elemento fundamental para llevar una vida sana. Si el niño no realiza ningún tipo de ejercicio, es necesario que camine al menos 30 minutos al día.

La fruta y la verdura deben estar presentes en el menú diario de los niños.

La comida rápida es uno de los mayores enemigos a batir. En la medida de lo posible, es necesario limitar la ingesta de este tipo de comida (hamburguesas, perritos calientes...)

Es necesario que el niño sea consciente de lo que está comiendo, por lo que hay que evitar que coma con el móvil o la consola al lado.

Los fritos y los rebozados también deben limitarse, por lo que la presencia en la alimentación de los niños debe ser escasa. Se pueden sustituir por alimentos cocinados al horno.

El agua debe ser la principal fuente de hidratación, sustituyendo a los zumos o a las bebidas gaseosas.

Por último, los azúcares, los dulces o las bebidas azucaradas tampoco ayudan a mantener una dieta saludable.

Si necesitas ayuda para elaborar un menú equilibrado para tu hijo, no dudes en acudir a un especialista.