La AEPha recordado que los azúcares están en muchos alimentos como en la leche, debido a la lactosa, o en las frutas, a través de la fructosa. Por otro lado, muchas bebidas y comidas tienen azúcares y edulcorantes agregados que solo aportan calorías y pueden provocar diabetes u obesidad.

Debido a ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que se consuma de azúcar lo equivalente al 10% del valor calórico total de la dieta, para que forme parte de la alimentación saludable y desarrolle propiedades positivas en el organismo como el desarrollo de las funciones cognitivas y de la actividad física.

Los pediatras no recomiendan que los menores tomen sal en sus primeros doce meses para evitar su aprendizaje futuro, si se acostumbra a lo salado puede caer en la hipertensión, en cambio el azúcar no se aprende. Pasados unos meses sí se puede condimentar un poco la comida pero sin que se acostumbre, por lo que no recomiendan a los padres que el salero o el azucarero estén en la mesa.

Rosaura Leis, profesora de pediatría y especialista del Hospital Clínico de Santiago ha señalado que los alimentos ya tienen azúcares y sal en su composición por lo que “dar azúcares añadidos o sal a los niños supera las recomendaciones del aporte de nutrientes a la dieta del niño” ha subrayado la experta.

Asimismo, la alimentación de los niños en sus primeros 1.000 días (incluida su estancia en el útero materno) es muy importante ya que es cuando adquiere sus preferencias alimentarias, según la experta. Además, añade que es más fácil que los bebés que toman leche materna empiecen a tomar sólido a los seis meses porque está acostumbrado a tomar sabores distintos. La alimentación es muy importante en el desarrollo de enfermedades futuras, los niños con bajo o mucho peso al nacer tienen mayor riesgo para desarrollar enfermedades metabólicas en el futuro, ha aclarado la especialista.