Este nuevo estudio proporciona las primeras formas efectivas para analizar partes "particularmente intratables y confusas" del genoma, tales como el locus de este gen, según ha afirmado el coautor principal del estudio, Steven McCarroll, profesor asistente de genética en HMS.

El gen AMY1 codifica una enzima que ayuda a los seres humanos a convertir el almidón en azúcar. Aunque otras enzimas también realizan esta función, AMY1 comienza este proceso en la saliva. Es lo que hace que las galletas tengan sabor dulce una vez que han estado en la boca el tiempo suficiente.

El coautor Joel Hirschhorn, profesor de Pediatría en el Hospital Infantil de Boston y profesor de genética de HMS, estudia las variantes genéticas que influyen en la obesidad. Hace unos años se interesó por si AMY1 era uno de los genes que juega un papel.

Así decidió analizar los datos de asociación del genoma recogidos por el Consorcio GIANT y no encontró ninguna relación entre AMY1 y el índice de masa corporal (IMC), una medida del peso de una persona en relación con su altura.