Los hábitos de hidratación de los niños no son fáciles de medir, al igual que el rendimiento cognitivo. Pero varios estudios han demostrado un vínculo entre la mala hidratación y un bajo rendimiento escolar.

Así lo ha hecho un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, en el que han participado 97 escolares de 8 y 9 años con el objetivo de relacionar la ingesta de agua, el agua corporal total y la función cognitiva.

Durante tres días se ha realizado un registro de la ingesta total de agua procedente de la bebida y la comida, un control del agua corporal del niño y un test de atención.

Esta investigación ha dado como resultado que el 80,4% de los peques participantes no cubren el requerimiento de agua aconsejado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que lo sitúa en 2,1 litros para los niños y 1,9 para las niñas.

Además, se ha comprobado que a mayor agua corporal, mejores resultados obtienen en velocidad de procesamiento y efectividad e, incluso se ha observado que los peques que beben a media mañana incrementan esa efectividad.

La mala hidratación afecta a las capacidades cognitivas y a los estados de ánimo puesto que la deshidratación es muy relevante en niños porque tienen una peor regulación de los fluidos que hace que se aclimaten más tarde y tengan más tasa metabólica durante la actividad física.

Otros estudios han demostrado una relación entre la hidratación y la actividad física, como el realizado por expertos de las universidades Complutense y Alfonso X el Sabio de Madrid, en el que han participado 564 niños de 9 a 12 años.

Este estudio ha demostrado que el 77,7% son pocos activos, el 18,8% activos y el 3,5% sedentarios y, que en todos los casos, más del 90% consumen agua por debajo de la media recomendada.

Los expertos recomiendan que los peques beban agua en cualquier momento del día, no solo durante las comidas principales y piden un desarrollo de estrategias eficaces para promocionar la cultura de la ingesta de agua en las escuelas.