El estudio 'Hábitos de merienda en escolares de nuestro medio' (Estudio HABIMER), elaborado en junio de este año por pediatras del Hospital Rey Juan Carlos de Madrid, destaca que saltarse la merienda también puede implicar un riesgo adicional de obesidad, por lo que recomienda que suponga el 15% de la distribución dietética del día.

La doctora Beatriz Navia, profesora titular de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid y portavoz de la campaña 'Pan Cada Día', afirma que la merienda supone una buena oportunidad para consumir cereales y ayudar a alcanzar en la dieta total las seis raciones que se aconseja consumir como mínimo de este grupo de alimentos al día.

La merienda supone uno de los mometos más importantes de la jornada, sin embargo tiene dificultades para implantarse en los patios de los colegios. Según el estudio HABIMER, el 76% de los niños entre 6 y 12 años meriendan todos los días y hasta un 91% lo hace cinco días a la semana.

Si desglosamos por edades, muestra diferencias significativas, con una bajada importante entre los más mayores, con solo un 28% de los niños de 10 años y un 20% de los niños de 12 años que meriendan todos los días.

"La importancia de crear unos buenos hábitos alimentarios en la infancia, ya que, posteriormente, serán difíciles de cambiar, por lo que merece la pena hacer el máximo esfuerzo educativo a estas edades con el fin de inculcar unos hábitos alimentarios y de vida saludables", ha añadido la doctora.

Resultados del estudios
Según el estudio, el pan cobra una gran importancia a la hora de la merienda: el 69% de la muestra de niños entre 6 y 12 años tomaron sándwich y tostadas y el 60% consumieron bocadillos en los últimos tres días. Además, se aconseja acompañar el pan con embutido bajo en grasa o jamón serrano que es una combinación ideal para una merienda llena de energía.

Asimismo, tenemos que acostumbrar a los niños a consumir hidratos de carbono integrales, ya que permiten una disminución del riesgo de desarrollo de diabetes mellitus, y mejoran los perfiles de colesterol y triglicéridos.

El estudio destaca que los hábitos adquiridos en la edad escolar son el ejemplo que se reproducirá en la edad adulta, por lo que es importante enseñar a los más pequeños a merendar de forma saludable,de manera queaporte la energía necesaria para pasar la tarde de forma activa hasta la hora de la cena.

¿Qué debe incluir una merienda perfecta?
La fórmula para que sea perfecta es combinar fruta, carbohidratos y lácteos, pero en cantidades moderadas para evitar el exceso de calorías y no anular el hambre para la cena.

- Fruta. En la merienda el niño necesita una recarga energética inmediata, por lo que deberá tomar azúcares simples (se absorben con mayor facilidad), que se encuentran principalmente en la fruta. Por eso es mejor tomarla ahora que en la cena, cuando el organismo se prepara para el descanso. Además, la fruta aporta vitaminas, que aumentan sus defensas, y fibra, beneficiosa para regular el funcionamiento del intestino y prevenir el estreñimiento.

-Carbohidratos. Los alimentos con carbohidratos complejos (pan, galletas, cereales…) garantizan una reserva de energía para evitar que el niño termine su jornada demasiado cansado.

-Lácteos. La leche y sus derivados aportan las proteínas necesarias para el crecimiento, por lo que conviene completar la merienda con un vaso de leche, batidos, yogur, queso…