El 10% de los niños atendidos en Atención Primaria podría mostrar signos de fallo de medro, es decir, que su altura y peso se sitúa por debajo de los datos de crecimiento estándar, según la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.

El fallo de medro es un término que "se aplica al niño cuyo peso o ganancia de peso no se corresponde con el de los niños de su misma edad y sexo", explicaba la doctora Sara Bueno, pediatra de la SEPEAP.

Los expertos recuerdan que no existe un número definido de niños afectados por este problema, debido a "la falta de acuerdo sobre los criterios diagnósticos aceptados para calificarlo así". No obstante, el 10% de los niños atendidos en sus consultas presentaría fallo del medro, aunque solo el 5% de los casos se deberían a una enfermedad subyacente identificable.

La principal causa de este problema, con un 80%, es una ingesta inadecuada de alimentos, lo que no proporciona al niño los nutrientes necesarios para crecer. Sin embargo, en otras ocasiones la explicación se encuentra en una cuestión meramente genética.

Lo normal es que este problema esté relacionado con las clases sociales, la disposición de medios y familias numerosas con madres de edad avanzada.

La SEPEAP recuerda que la energía que no es utilizada en los procesos vitales se utiliza para el crecimiento esquelético, la ganancia de peso y, de forma posterior, para la fertilidad.

Para analizar de dónde proviene este problema primero hay que tener en cuenta la ingesta insuficiente de nutrientes, que puede estar condicionado por un problema social, por creencias culturales o religiosas o en casos de maltrato y desatención parental.

La segunda opción es que el niño presente problemas de maldigestión o malabsorción de nutrientes, como la enfermedad celiaca o la fibrosis quística, las alergias alimentarias o la enfermedad inflamatoria intestinal.

Finalmente, podría tratarse de un aumento de las necesidades energéticas como las que se pueden observar en casos de cardiopatías, enfermedades pulmonares crónicas, hipertiroidismo o trastornos metabólicos.