Así lo ha confirmado un grupo de científicos en una investigación hecha en la Universidad de California en San Diego donde aconsejan controlar y hacer un seguimiento continuo de la presión arterial de los niños con obesidad. 

La hipertensión es una de las principales causas de muerte y discapacidad evitable en adultos mientras que la acumulación de grasa en las células del hígado está detrás de la enfermedad hepática, patología que afecta a casi el 10% de los niños. 

Lo más preocupante de la enfermedad hepática es que los niños no suelen presentar ningún síntoma. En cambio, los que tienen el hígado graso pueden tener fatiga o dolor abdominal.

En su trabajo incluyeron datos de 484 niños con hígado graso de 2 a 17 años, en los que se midió su presioón arterial al inicio del estudio y a las 48 semanas, cuando finalizó el mismo. Casi el 36% de estos menores tenía ya la presión arterial alta al inicio del estudio y un 21% seguía con niveles elevados casi un año después, el doble que en los niños con peso normal.

Aunque no hayan tratamientos eficaces para niños con hígado graso sí existen tratamientos para la presión arterial alta cuyo control, según aconsejan los investigadores, podría ser beneficioso para el hígado graso.