Los científicos han llegado a esta conclusión tras realizar un estudio transversal de 4.116 niños de la escuela primaria de entre 9 a 10 años de edad en Reino Unido. Los niños respondieron a preguntas sobre la frecuencia y qué comieron en el desayuno y se les hicieron pruebas de sangre para medir los marcadores de riesgo de la diabetes, como la insulina en ayunas, la glucosa y la hemoglobina glucosilada.

El 26% de los niños confesó no tomar el desayuno todos los días. Aquellos que dijeron que, por lo general, no desayunan presentaban niveles más altos de insulina en ayunas, mayor resistencia a la insulina, HbA1c ligeramente superior y glucosa ligeramente superior que los que aseguraron que siempre toman el desayuno. Los niños que dijeron que desayunaban cereales altos en fibra, tenían menor resistencia a la insulina que los que tomaban otros tipos de alimentos, como un desayuno a base de galletas.

Aunque una limitación de los estudios transversales es el riesgo de identificar asociaciones falsas como resultado de factores de confusión, las asociaciones halladas en este estudio siguieron siendo significativas incluso después de ajustar por posibles factores de confusión como el nivel socioeconómico, la actividad física y la grasa corporal.

Sin embargo, los autores de esta investigación señalan la necesidad de realizar futuros estudios para demostrar si el aumento de la ingesta de desayuno, entre los niños, conduce a mejorar su perfil de riesgo de la diabetes. "Las asociaciones observadas sugieren que el consumo regular de desayuno, con especial participación del consumo de un cereal alto en fibra, podría proteger contra el riesgo de desarrollo temprano de diabetes tipo 2", concluyen.