Siempre que vayamos a la playa, a la piscina, practiquemos deportes al aire libre o vayamos a un lugar en el que estemos expuestos al sol, debemos protegernos. Principalmente debemos no tomar el sol en las horas en las que el sol puede causar más daño, como al mediodóa, echarnos crema de protección solar, beber mucha agua y llevar gafas de sol.

Jaime García Aguado, pediatra de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), miembro del grupo de actividades y de alteraciones visuales en la infancia, señala que no hay una edad concreta a la que ponerles a los niños las gafas.

"En general conviene ponerles gafas de sol siempre que vayan a tomar el sol de una manera relativamente importante. Si vamos a ponerles crema protectora convendrá ponerles gafas de sol. Más que de la edad, depende de la intensidad de la exposición al sol. Cuando son chiquitines y están en el carrito con un gorro previsiblemente será suficiente", sostiene el experto.

Las gafas no les provocan ningún daño a los pequeños aunque eso sí, no conviene que las lleven puestas todo el día.  El experto explica que, para una situación normal, se pueden utilizar gafas de categoría tres, pero que si tiene lugar una exposición intensa conviene una categoría cuatro en los cristales. 

"Lo que hace es que proteja de los rayos visibles pero es fundamental la protección frente a la radiación no visible. Tienen que tener filtro para la graduación ultravioleta. No depende del precio. No por ser más caras son mejores. Lo que sí es importante es que esos cristales tengan una categoría tres y el filtro para rayos UV, explica el experto.

Cuidar la vista desde la infancia es fundamental para evitar complicaciones futuras. Se sabe que en los adultos mayores la aparición de cataratas u otros problemas de degeneración de la retina están relacionados con la exposición al sol a lo largo de la vida", alerta el especialista. García Aguado también recomienda seguir las revisiones periódicas del niño, que incluyen un examen de la visión.

Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) subrayan en este sentido que, especialmente los bebés, así como los niños más pequeños y menores de tres años son los más sensibles a los efectos nocivos de las radiaciones. Así, insiste en que deben establecerse conductas de fotoprotección que prevengan la exposición excesiva a las radiaciones solares.