Muchas veces, ya sea por el color o el olor de algunas verduras, los niños no quieren comer y es algo fundamental ya que contienen muchos nutrientes.

De hecho, un plato de verduras aporta vitaminas como la C o la A, minerales como hierro, potasio, fósforo o calcio y son bajos en grasas. También tienen un alto contenido en fibra, y esto unido a que también tienen mucha agua las convierten muy diuréticas.

Entonces, ¿qué podemos hacer para que los niños tomen verduras?

Una de las cosas que podemos hacer es camuflar las verduras en croquetas, preparar cremas o purés o dárselos en pequeñas cantidades.

Por otro lado, podemos darles a los niños esas verduras que son más dulces como máiz, zanahoria, guisantes o calabaza. 

También debemos dar ejemplo a nuestros hijos. Así si ven a los adultos comer verdura será más fácil que los niños lo vean como algo cotidiano y normal. 

Y sobre todo, debemos darle a los niños verdura desde que son pequeños para que se acostumbren y que sepan desde la infancia la importancia que tiene comer verduras.