Los expertos inisiten que los padres deben estar atentos a sus reacciones para detectar las diferentes fases del proceso de la diarrea y modificar e introducir la alimentación, poco a poco, hasta que empiecen a sentirse mejor.

La primera fase es la aguda, en la que el organismo bloquea las funciones digestivas e intestinales. El niño se encontrará mal, no tendrá apetito y no querrá comer.  Por eso, no hay que obligarle a comer pero si es fundamental que el pequeño esté bien hidratado.

Cuando el niño comienza a sentirse mejor, el proceso pasa a la fase de recuperación. En este momento el organismo está receptivo y puede comenzar a aceptar comida. Por ello, se recomienda que los niños comiencen a comer, en dosis pequeñas, y marcadas según el apetito del niño. 

Es recomendable que en esta fase el pequeño tome alimentos como arroz,  jamón de york, manzana, yogur, sopa o tortilla francesa.