Los siniestros contra animales, principalmente jabalíes y corzos, son ya la primera causa de siniestralidad en algunas provincias durante todo el año y estacionalmente también en algunas comunidades autónomas. Los accidentes se han duplicado en un corto periodo y van a más, pese a los esfuerzos estructurales que comenzaron con tecnologías tan básicas como regar con orina de lobo los lugares habituales de cruce y han llegado a modernas resinas aromáticas y barreras de protección inteligentes.

Pero el hecho es que, de los 100.000 siniestros en vías interurbanas que le constan al año a la Guardia Civil, una tercera parte (35.000) son colisiones con animales. ¡¡Una tercera parte!! Es verdad, se dice, que sólo un 2% generan víctimas y que la mortandad por este motivo en carretera es escasa. Aunque todo esto está aumentando y además se sabe que los números de siniestros engañan: muchas salidas de la vía son, en realidad, siniestros que han llegado por un volantazo para esquivar a un animal. Aparentemente, es una salida de la vía sin explicación ni información causal concreta (como tantas). Se contabiliza como salida de la vía. En realidad, es un accidente por animales sueltos.

Y no podemos despreciar estos siniestros porque, al menos en apariencia, “causen pocas víctimas mortales”. El coste humano es siempre inaceptable, además de que está encubierto como hemos dicho por las salidas de la vía pero, además, según el Centro de Estudios Ponle Freno-AXA , el coste medio de un impacto por animales es de 2.000 euros… Eso, a precio de mayorista (una aseguradora).

Eso suponen 70 millones de euros al año… Y en gran parte salen del bolsillo del conductor porque, si el vehículo no está asegurado a todo riesgo, paga el propietario. Antiguamente se hacía cargo el seguro del coto de caza colindante, pero hubo un cambio legal y ahora el conductor es quien paga sus daños.

En resumen, que los accidentes por animales sueltos en la carretera es un tema de enorme importancia que no aparece en las prioridades de la seguridad vial. Hay que incluirlo ya. ¡¡Un tercio de los siniestros en carretera!!

Desde el punto de vista tecnológico y estructural ya se están probando soluciones. Los pasos elevados, a los que se atrae a los animales con feromonas (¡pero deben estar limpios y desbrozados!), los arcenes y medianas limpios, las resinas olorosas (que hay que mantener cada tres meses) y barreras de protección sonora olumínicas se unen a una próxima iniciativa de la DGT: se van a señalizar los “puntos negros” en los que suceden más accidentes por este motivo. También se va a sustituir la señal más habitual de España, la del ciervo, por una de un jabalí. Este cambio obedece a que la novedad llamará la atención (las de los ciervos son tan familiares que ya “no se ven”, nos dicen) y a que la realidad es que el jabalí es el gran protagonista, tras haberse multiplicado su población. Casi la mitad de siniestros con animales son contra jabalíes.

Y desde el punto de vista de la conducción, el más importante, la solución es prudencia y atención. Porque parecen carreteras tranquilas, con poco tráfico, y que animan a conducir por los paisajes y el trazado de agradables curvas… Pero son trampas. Hay que reducir la velocidad al entrar en zonas de caza y de fauna. Hay que no dejar de mirar al frente y agarrar el volante con ambas manos. Hay que mirar a ambos arcenes. Y, sobre todo, hay que evitar el volantazo. Cuando un animal se cruza, hay que frenar a fondo y mantener el volante firme y recto. El peligro de atropellar a un animal es siempre menor que el de salirse de la vía.