Al menos unos 8 millones de conductores presentan deficiencias en la vista, como miopía o hipermetropía. Algo que dificulta que vean con nitidez señales o marcas viales. Además, también influye en otros factores como el cálculo correcto de distancias de seguridad o de la velocidad de otros vehículos. Todo esto supone que se alteren los tiempos de reacción.
Essilor, la Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial) y el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS) de la Universitat de València, con la colaboración de Cepsa, se han encargado de elaborar un macroestudio con más de 3.000 conductores españoles, como parte de la campaña ‘La seguridad vial empieza por una buena visión’.
A través de esta investigación se han medido capacidades vitales para la conducción como la agudeza visual binocular de lejos, la sensibilidad al contraste, la capacidad de recuperación ante un deslumbramiento o la percepción cromática y el campo visual. Lo que lo convierte en el estudio de mayor dimensión con pruebas de diagnóstico realizado a conductores en carretera del que se tenga constancia.
Desde Essilor reconocen que se han querido dar a conocer los resultados del este estudio “haciéndolo coincidir con los millones de desplazamientos que se inician estos días, de forma que todos los conductores sean conscientes de la importancia de una buena visión al volante para la seguridad de todos.”
Por una parte, el estudio concluye que unos 8 millones de los conductores españoles presentan deficiencias en ametropía (miopía o hipermetropía). Esto dificulta la visión con nitidez de señales o marcas viales, y puede suponer el cálculo erróneo de distancias de seguridad, velocidad de otros vehículos y de los tiempos de reacción.
Por otro lado, el 38% de los conductores presenta dificultades de visión en situaciones de baja iluminación, con una menor capacidad de adaptación y reacción en situaciones como el amanecer o el atardecer. Además, complica la conducción en condiciones climatológicas adversas. Como reconoce Luis Montoro, presidente de Fesvial y miembro del Comité de Expertos de Ponle Freno, “los accidentes de tráfico nocturnos son los que registran una letalidad más elevada; y el 27,5% de los siniestros en carretera se producen en condiciones de iluminación insuficiente”.
A esto se le suma que el 14% de la población también tendría dificultades en condiciones óptimas de iluminación. En la situación contraria, el 32,6% de los conductores reconoce haberse enfrentado con frecuencia a deslumbramientos por parte de otros vehículos, así como a deslumbramientos a la salida de un túnel. Estas condiciones suponen que el 44,2% de los conductores tarde más de 20 segundos en recuperar totalmente la visión central.
A 120 km/h, un tiempo de recuperación de solo 5 segundos significaría recorrer 170 m sin contar con una visión correcta, lo que, como comenta Montoro, se traduce en que “las primeras horas de la mañana o de la tarde; la conducción nocturna en carreteras de doble sentido; las entradas y salidas de túneles, o situaciones en las que el cambio de iluminación es brusco, pueden dejar nuestra visión bloqueada”, lo que conlleva un aumento del riesgo para nuestra seguridad y la de los demás.
Por último el estudio destaca también que el 23,5% de los conductores presentan dificultades para gestionar situaciones de tráfico como intersecciones, cambios de carril o adelantamientos. Esta falta de visión deriva en un mayor riesgo en los atropellos a peatones entorpece la visión de los retrovisores, incrementa el ángulo muerto y dificulta el campo visual a medida que aumenta la velocidad.