Tristam Knoph ha recibido la primera multa de su vida y, sorprendentemente, no ha sido por pisar el acelerador, sino por todo lo contrario. "Me empecé a reír o me han puesto multa por ir demasiado despacio", asegura.
El joven, de 19 años, conducía por una carretera en la que está prohibido ir a más de 40 Km/h. Según la Policía circulaba a menos de 20. Él lo desmiente. "Yo iría a 30 ó a 35 Km/h", asegura.
Pero lo cierto es que en la sanción de 200 euros no aparece la velocidad real a la que circulaba. Como Tristam, los vecinos de L'Arbós se quejan de que los agentes se esconden entre la vegetación. Dejan preparado el radar móvil y a disparar. En la siguiente rotonda, los infractores se encuentran con la patrulla
Muchos conductores se quejan del afán recaudatorio del Ayuntamiento. En la localidad ya han visto varias sanciones como la de Tristam.
El motivo es reducir considerablemente la velocidad sin que haya peligro y sin avisar a los vehículos que lo siguen. "A mí no me seguía nadie", afirma Tristam.
Los vecinos del municipio insisten en que los agentes no ponen multas para mejorar la seguridad vial, sino simplemente para llenar las arcas del Consistorio.