Aunque en términos absolutos los conductores fallecidos con positivo en alcohol siguen siendo más que los muertos por consumo de estupefacientes, el porcentaje de estos ha aumentado un 7 por ciento en los últimos cuatro años frente al descenso de un 18 por ciento de los que se pusieron al volante bebidos.

El informe, presentado por la Fundación Línea Directa en colaboración con Fesvial, se adentra en  la evolución de la influencia de las drogas en accidentes de tráfico entre 2012 y 2015. El estudio ha sido elaborado tras analizar 25 millones de controles de drogas y alcohol, los informes toxicológicos a más de 3.100 conductores y peatones fallecidos, y otros estudios sobre la prevalencia de estos consumos.

Respecto a los test aleatorios de drogas que en los últimos años han aumentado un 60 por ciento, el estudio revela que tres de cada diez conductores da positivo. Se trata, en su mayoría, de un hombre de unos 30 años, con tendencia al policonsumo (drogas, alcohol y psicofármacos) y que conduce en ese estado principalmente por las noches.

Otra cifra arroja luz a este preocupante cambio de tendencia. Por cada conductor que se sube a su coche tras haber bebido, entre dos o tres lo hacen después de consumir drogas.
Datos "escalofriantes" que dibujan una "realidad grave" en las carreteras españolas, ha advertido durante al presentación del informe el director de la Fundación Línea Directa, Francisco Valencia, que considera que España "tiene un problema" al que no se debe dar la espalda.

El estudio revela que en los últimos cuatro años, el 16 por ciento de los conductores fallecidos dio positivo a alguna droga y eso sin olvidar que no se hacen las pruebas a todos. Como muestra, el pasado año se realizaron 638 análisis post mortem de los 1.048 muertos, en los que un 6,7 por ciento ofreció presencia de cocaína, casi otro 6 por ciento de cannabis y un 1,8 por ciento a opiáceos.

Pese a todo, la percepción del riesgo de conducir tras haber tomado alguna droga sigue siendo baja. El 19 por ciento de los conductores admite que han conducido después de ingerir alguna sustancia, según una reciente encuesta sobre las falsas creencias del consumo de estupefacientes.

Es más, consideran que el alcohol es más peligroso que las drogas, sobre todo el cannabis.Unos mitos a los que se unen que el 75 por ciento de los encuestados por la DGT recientemente reconozcan que desconocen las sanciones económicas y los puntos que pierden de su carné pro esta infracción.

Tampoco conocen los efectos físicos derivados de ponerse al volante tras consumir cocaína, cannabis, éxtasis o anfetaminas y que van desde una peor valoración de la distancia para adelantar, la detección del paso de peatones, el cálculo de la distancia de seguridad, o el aumento de la distancia de frenado.

Por tipologías, las anfetaminas son las sustancias que más perjudican a la conducción, pues tras su ingesta la efectividad en la toma de decisiones disminuye aproximadamente un 65 por ciento, mientras que el conductor que haya consumo cocaína necesita cinco metros más para frenar.