Separados por un biombo, hombres y mujeres de distintas edades comentan su percepción acerca de la velocidad en la carretera. "Me gusta conducir porque me da libertad", o "me gustan las curvas y las situaciones un poco complicadas", comentan los amantes de la conducción. Al otro lado de la mampara, personas con un testimonio muy distinto escuchan sorprendidas las imprudencias que otros cometen y esperan pacientes su turno. "Un día en la puerta de mi casa mataron a mi hijo de 16 años cuando se despedía de mi", explica un padre.

La productora Dulcinea Studios, que ha realizado el vídeo en colaboración con PAT, la Asociación de Prevención de Accidentes de Tráfico, ha explicado que para seleccionar a los participantes pusieron un anuncio en el que buscanban "amantes de la conducción" y que la mayoría "esperaba conocer a un piloto profesional". Sin embargo, la intención de este experimento era otra, que saliesen de allí siendo conscientes de que no están solos en la carretera.

El vídeo pone en relieve que las víctimas de accidentes de tráfico no son sólo una cifra. Por ejemplo, dentro de cada automóvil viaja un padre o una madre que, irremediablemente, dejará huérfanos a sus hijos si se cruza con algún temerario que todavía no sabe que "un segundo lo puede cambiar todo".

España registró en 2015 un total de 1.018 accidentes mortales en los que perdieron la vida 1.126 personas en vías interurbanas, según datos de la Dirección General de Tráfico. Aunque el porcentaje de víctimas ha ido en descenso en los últimos años, la siniestralidad en la carretera sigue siendo una tarea pendiente.

El vídeo, que ha sido publicado en el canal de YouTube de Dulcinea, ha superado las 280.000 reproducciones en apenas diez días y demuestra que no somos del todo conscientes del arma que tenemos en nuestras manos cuando nos ponemos al volante. Por eso, todas las precauciones son pocas cuando se trata de no perder la vida por una temeridad.