El estudio, presentado por el director de Seguridad Vial de la Fundación, Jesús Monclús, con la presencia de la infanta Elena, directora de proyectos de esta entidad y quien ha hecho hincapié en la necesidad de una mayor concienciación para avanzar en "comportamientos más seguros". 

De los 25 menores que perdieron la vida el pasado año en accidentes de tráfico, 16 eran ocupantes de turismos, uno viajaba en un quad y ocho eran peatones. De estos, seis fallecieron atropellados.
Los datos de siniestralidad en menores son "esperanzadores", debido a la reducción del 30 por ciento en el número de fallecidos en 2015 (25 muertos frente a 34 del año anterior) y del 92 por ciento en los últimos 26 años. Sin embargo, Monclús ha asegurado que hay tecnología y conocimiento para mejorar esas cifras y alcanzar el objetivo cero.

El director de Seguridad Vial de la Fundación considera que el cien por ciento de los accidentes en los que muere un niño se podrían prevenir.  Una de las medidas, la más fácil de aplicar, es que todos los menores utilicen los sistemas de retención específicos para ellos y lo hagan bien.

La Fundación ha llevado a cabo varios ensayos para comprobar el riesgo de ese mal uso e, incluso, de esa no utilización. Así, ha constatado que si un bebé de seis meses viaja en el regazo de un adulto sería automáticamente despedido hacia delante en caso de accidente y se vería aplastado gravemente por la persona que lo lleva encima. 

Mientras, si un niño de 6 años, por ejemplo, viaja sentado en el asiento trasero sin cojín elevador, su cinturón de seguridad se desplazaría de tal forma que podría provocarle lesiones graves en el cuello y el cuerpo acabaría deslizándose por debajo del mismo, con consecuencias fatales, según el ensayo. 

Recomendaciones para los padres
Monclús cree que en la seguridad de los menores es donde no se debe ahorrar y aconseja también a los padres que eviten el uso de sillitas envejecidas y que no permitan que los pequeños viajen con holguras en el cinturón de seguridad y en el arnés, porque puede provocar lesiones graves.

Uno de los consejos en los que ha insistido es en la conveniencia de utilizar sillitas colocadas en el sentido contrario a la marcha, es decir, que los más pequeños viajen mirando hacia atrás, y no sólo hasta que cumplan uno o dos años, sino hasta los 3 e, incluso, los 4.  Su "efectividad" está demostrada, reduce el riesgo de lesiones en el cuello en torno a un 95 por ciento, y es que ese tipo de sillitas son cinco veces más seguras que las convencionales.