En 2020 aproximadamente el 5% de las ventas de automóviles en nuestro país se deberán a vehículos autónomos, según adelantan diversos estudios sobre movilidad. Una cifra que a partir de este año aumentaría de forma progresiva hasta alcanzar el 40% de vehículos completamente autónomos en 2030.

Sin embargo, pese a estas previsiones, también se anticipa muy poca planificación para acoger estas nuevas tecnologías de transporte, que supondrían una actualización, tanto de la forma de circular, como de la propia vía pública.

Además de modificar la movilidad, este tipo de vehículos pueden afectar de distintas formas a la salud. Por una parte, el estudio sobre movilidad desarrollado por el Instituto de Salud Global de Barcelona informa de la reducción en el número de accidentes de tráfico que supondría este tipo de automóvil.

De esta forma, con un 90% del parque móvil estadounidense compuesto por vehículos autónomos, se podrían evitar hasta 25.000 muertes por accidentes anuales. Por otra parte, los beneficios para la salud pública de estos automóviles residirían en sustituir los motores de combustible fósil por otros eléctricos, y por su convivencia en las vías con peatones, transporte público y ciclistas.