Siete sensores insertados en la parte delantera del vehículo interpretan el objeto contra el que se impacta  y activa el dispositivo mediante un mecanismo pirotécnico en las bisagras del capó, que extrae un pasador y libera la parte trasera del mismo. Elevándose 10 cm a la vez que se infla el airbag, que tiene una doble función; en primer lugar, levanta el capó para generar una distancia entre el capó y los componentes rígidos del motor y, en segundo lugar, amortigua el impacto del peatón contra las partes rígidas que hay junto al parabrisas. 

El proceso dura centésimas de segundo y funciona entre 20 y 40 km/h