La enfermedad de alzhéimer es la forma más común de demencia, con unos cinco millones de estadounidenses afectados y una estigmación de un total de 14 millones para 2050, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Los tratamientos preventivos pueden ser más efectivos antes del diagnóstico de la enfermedad como cuando por ejemplo una persona sufre de deterioro cognitivo leve (DCL), una disminución de las habilidades cognitivas que se nota pero no es lo suficientemente grave como para afectar al funcionamiento idependiente.

Los esfuerzos previos para la detencción temprana se han centrado en la proteína beta amiloide, que se encuentra en cantidades anormalmente altas en los cerebros de las personas con enfermedades como el alzhéimer. Para el nuevo estudio, los científicos analizaron el conectoma, un mapa de los tramos de sustancia blanca que llevan señales entre las diferentes áreas del cerebro.

"El conectoma nos proporciona una forma de identificar y medir estas conexiones y cómo cambian a través de la enfermedad o con la edad", explica el coautor de este estudio, Jeffrey W. Prescott, residente de Radilogía en el Centro Médico de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.

El doctor Prescott y su equipo analizaron los resultados de 102 pacientes que participaron en un estudio nacional llamado 'Iniciativa de Neuroimagen de la Enfermedad de alzhéimer.  Los participantes habían sido sometidos a imágenes con tensor de difusión (DTI, por sus siglas en inglés). un método de resonancia magnética que evalúa la integridad de las partes de la sustancia blanca cerebral al medir lo fácil que es para el agua moverse por ellas.

"Se sabe que el agua tiende a moverse a lo largo de las conexiones físicas delimitadas entre regiones en el cerebro, lo que hacea las DTI una gran herramienta para evaluar el conectoma", dice Prescott. Los investigadores correlacionaron los cambios en el conectoma con los resultados de imágenes con florbetapir de tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), una técnica que mide la cantidad de placa beta amiloide en el cerebro.

Los resultados mostraron una fuerte asociación  entre el consumo de florbetapir y disminuciones en la fuerza del conectoma en cada una de las cinco áreas del cerebro estudiadas.

"Este estudio sugiere que la deposición de amiloide en la sustancia gris afecta a las conexiones de la sustancia blanca asociadas, que son esenciales para llevar mensajes a através de los miles de millones de células nerviosas en el cerebro, posibilitando todos los aspectos de la función mental", destaca el profesor.

"Tenemos la sospecha de que a medida que aumenta la carga de placa amiloide en la materia gris, la materia blanca del cerebro comienza a descomponerse, funcionar mal o perder su capacidad para mover el agua y neuroquímicos de manera eficiente", agrega Prescott.

Los investigadores planean continuar estudiando para entender mejor cómo se desarrolla la enfermedad en cada persona.