Realizar un trasplante renal con órganos de donantes mayores de 80 años puede ser una opción a largo plazo mucho más segura. Además, mejora la calidad de vida de los pacientes frente a un tratamiento continuado de diálisis. De esta forma, un nuevo estudio ofrece los primeros resultados positivos para el trasplante de órganos de donantes octogenarios, que en muchos países se descartaban por la elevada edad de los pacientes.

A través de una muestra de más de 2.500 pacientes mayores de 60 años y con insuficiencia renal crónica se ha demostrado que el trasplante de riñón de donantes con edades superiores a los 80 años ofrecería una mayor probabilidad de supervivencia que continuar en diálisis.

No obstante, este resultado solo sería positivo a largo plazo; 12 meses después de la operación. Ya que durante el primer año, el riesgo de muerte prematura es más elevado que el que presenta el tratamiento mediante diálisis.

Los resultados del estudio se centran en los datos de 2.585 pacientes con una media de edad de 70 años, que recibieron entre 1990 y 2014 un trasplante renal de donantes con una media de edad superior a los 80 años. Tras un seguimiento que en algunos casos ha superado los 20 años, se ha llegado a la conclusión de que, durante los 12 meses posteriores al trasplante, aumentan las posibilidades de supervivencia de forma exponencial. Si bien durante el primer mes tras la operación, la situación es muy delicada y conlleva un riesgo elevado de mortalidad.

De esta forma, los autores del estudio confirman las ventajas de este tipo de trasplante; sobre todo si se tiene en cuenta que gran parte de los nuevos pacientes sometidos a terapia renal sustitutiva superan los 70 años, mientras que parte de los donantes son mayores de 60 años.