Esta publicación demuestra que nuestro cerebro tiene la capacidad de procesar información sensorial en estadios embrionarios. Para realizar su función de manera eficiente, las neuronas sensoriales del cerebro se deben organizar formando un mapa cartográfico, “dibujando” la superficie del cuerpo en el cerebro. En este mapa, cada parte del cuerpo ocupa un lugar dependiendo de su posición y sensibilidad.

Por ejemplo, las zonas dedicadas a los dedos son vecinas y de gran tamaño. Esta publicación demuestra que el cerebro es capaz de autoensamblarse en el útero, posicionando a las neuronas en columnas, como bloques en sintonía. Cada neurona en este mapa está conectada con la región superficial del cuerpo que representa. De esta manera, la información sensorial se transmite desde la piel al cerebro con extraordinaria precisión, lo que nos permite discriminar qué punto del cuerpo recibe un estímulo externo.

Actualmente las ciencias biomédicas no tienen una explicación satisfactoria para los comportamientos sensoriales anómalos en enfermedades como el Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Si bien no hay estadísticas oficiales, se estima que la prevalencia del TEA en España y en Europa es de 1 de cada 100 nacimientos.

Comprender los procesos de ensamblaje y función de las estructuras de nuestro cerebro encargadas del procesamiento sensorial es vital para buscar las raíces de dichas alteraciones, ya que existen evidencias de que los TEA están relacionados con alteraciones en el desarrollo del cerebro.

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