Una industria concienciada y que se involucre de manera activa en la lucha contra el cambio climático. Este es el objetivo de las últimas modificaciones legislativas, que se encuadran en el contexto de la Ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética.
Por ahora, solo las grandes empresas tendrán la obligación de calcular su huella de carbono. Esto incluye a sociedades con más de 250 empleados y que cumplan al menos una de las siguientes condiciones durante dos ejercicios consecutivos: tener activos totales de más de 20 millones de euros o una cifra anual de negocios superior a 40 millones de euros. La normativa no excluye a los departamentos ministeriales, entidades gestoras de la Seguridad Social y organismos autónomos, que también tienen que cumplir con los requisitos de la nueva norma.
La nueva ley entrará en vigor el 1 de enero de 2025, lo que significa que las empresas con esta obligación deberán entregar una memoria de su impacto medioambiental de 2024. Asimismo, también tienen que diseñar un plan para reducir su emisión de gases de efecto invernadero para mitigar las consecuencias de su actividad.
Las empresas que deben calcular su huella de carbono deben aplicar mecanismos para recopilar la información necesaria. Al finalizar el año 2024, más allá de prepararán un informe detallado de su huella de carbono, acompañado de un plan de reducción de emisiones, este informe debe ser verificado por una entidad acreditada o autorizada y luego registrarlo en la Oficina Española de Cambio Climático dentro del plazo establecido.
¿Qué es la huella de carbono?
Se trata de un indicador que calcula la suma de los gases de efecto invernadero(GEI) que se emiten debido a la actividad(de manera directa e indirecta) de una persona, de una empresa, de un producto… En el caso de la huella de carbono de un individuo, por ejemplo, se podría clasificar en el uso de la energía del hogar, en los alimentos que consume, en los productos que utiliza(tecnología, ropa, coche…) y los medios de transporte.
La huella de carbono digital
Sí, existe la huella de carbono digital, pues el uso de las TIC(Tecnologías de la Infomación y las Comunicaciones) también genera gases de efecto invernadero. Es más, se prevé que en 10 años la huella de carbono digital iguale a la de los medios de transporte.
Incluye desde la energía que consumen servidores, los centros de datos que necesitan una refrigeración constante, la producción de dispositivos y su posterior desecho… Hasta actividades diarias que también tienen un impacto en el medio ambiente, como almacenar nuestras fotos o datos en la nube, crear una página web, realizar videollamadas o enviar mails, entre otras.