A inicios de 2021, Twitter, Facebook e Instagramsuspendieron temporalmente la cuenta del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Además de bloquear su perfil en las redes sociales, las grandes tecnológicas decidieron eliminar algunos mensajes del mandatario durante el asalto al Capitolio. En aquel momento, el fundador de Meta, Mark Zuckerberg, justificaba la decisión así: “Creemos que los riesgos de permitir que el Presidente continúe usando nuestro servicio durante este período son simplemente demasiado grandes”.

La crispación y violencia que provocó el incidente, avivado por las declaraciones de Donald Trump, ejemplifica la capacidad que tienen los líderes de opinión de movilizar a sus seguidores acérrimos y convertir las plataformas sociales en lugares de odio y polarización. Ante situaciones como esta, los investigadores Daniel Robert Thomas y Laila A. Wahedi se preguntaron cómo cambiaría el comportamiento del público objetivo de dichos representantes si se retirara su presencia de las plataformas, y dieron con la respuesta a través de un nuevo estudio impulsado por Meta.

Según la investigación publicada por PNAS y llevada a cabo internamente por Facebook, con 26.000 de sus usuarios como muestra, excluir a los líderes de las comunidades extremistas es una manera eficiente de desarticular el discurso de odio en las redes sociales, especialmente a largo plazo. Thomas y Wahedi estudiaron la reacción de los miembros de seis comunidades instigadoras de odio cuyos líderes fueron expulsados de la plataforma, y llegaron a varias conclusiones.

Por un lado, tras la expulsión de los perfiles, los usuarios de las comunidades pasaron a ver casi la mitad de un contenido de odio diariamente. Además, al dejar de interactuar con miembros de la comunidad tóxica, esos usuarios estaban expuestos a otro tipo de contenidos, no esencialmente vinculados a información de carácter inflamable.

En definitiva, la investigación demostró que la suspensión de los representantes en la red redujo la participación de los miembros de la comunidad, así como el consumo y la producción de contenidos que incitan al odio, y que la eliminación selectiva puede llevar a redes sociales “más saludables”. Eso sí, los investigadores puntualizan que, mientras han demostrado que retirar a los líderes de opinión de estas plataformas es eficaz, “es necesario seguir investigando para determinar cuál es la manera ideal [de hacerlo]”.