Es una de las aplicaciones de videollamada más descargadas en el mundo tras la expansión del COVID-19 pero el éxito le está jugando mala pasada a Zoom, una plataforma californiana que en las últimas semanas está sufriendo sabotajes y acusaciones de no cuidar la privacidad de sus usuarios, que se cuentan por millones durante la cuarentena por el coronavirus tanto en Apple como en Android.

La fiscal general de Nueva York, Laetitia James, ha mostrado su preocupación por las medidas que ha adoptado Zoom para mantener la privacidad de sus usuarios y ha pedido a sus responsables qué datos recopila la aplicación y cómo cumple los requisitos para obtener el consentimiento de los menores.

Por otro lado, existe ya una demanda colectiva, presentada el pasado 30 de marzo en EE.UU., contra Zoom al detectarse que la aplicación de iOS enviaba datos a Facebook sin conocimiento de los participantes a través de lo que se conoce como SDK, un kit de desarrollo de software. A las pocas horas, Zoom eliminó este código de envío.

Otras dudas surgidas sobre las prácticas de la plataforma de videollamadas tienen que ver con su sistema de encriptación o con la supuesta habilitación de una función en LinkedIn que asociaba automáticamente nombres de usuarios de Zoom con sus perfiles en la red social.

Pero lo que más ha llamado la atención en las últimas horas son las quejas de muchos usuarios que han visto como sus videoconferencias se veían interrumpidas de repente con imágenes de cine porno en pantalla compartida, o con mensajes de corte violento, nazi o racista. Estos sabotajes se estarían realizando por trolls que buscan crear desasosiego y polémica o provocar a los participantes en una videollamada. Muchos participantes cortaban de inmediato la comunicación.

Según relataron en Twitter el pasado 18 de marzo, durante un encuentro virtual con el músico Lauv, uno de los usuarios comenzó a lanzar escenas porno a los numerosos participantes del evento. Lo mismo ocurrió en una conversación grupal de periodistas norteamericanas sobre mujeres y tecnología. Estos ataques de personas que quieren molestar se producen en conversaciones públicas. Zoom ha pedido que los anfitriones cambien la configuración predeterminada para que solo el moderador pueda compartir pantalla. Si es una videocharla privada, lo más recomendable cuando se localiza al usuario provocador es silenciarlo, bloquearlo o eliminarlo.

Si quieres probar otras aplicaciones de videollamada consideradas más seguras o éticas, aquí tienes algunas alternativas:

  • Whereby. Aplicación cifrada que no tiene acceso a la conversación y que permite videoreuniones sin descarga ni inicios de sesión para invitados.
  • Jitsi Meet.Videollamadas seguras, gratis y de calidad.
  • Wire. Dice ser la plataforma más segura para este tipo de conexiones. Es de pago.
  • Skype. Es una de las aplicaciones de videollamada con más solera y en la que confían más ciudadanos.
  • Hangouts. Aplicación de Google de mensajería que permite la videollamada.