Aunque la disminución, tanto de accidentes, como de víctimas era algo sumamente previsible no hace sino constatar algo que no siempre se tiene en cuenta: la exposición al riesgo es un factor muy determinante del número de víctimas en ciudades y carreteras.

Asistimos, entre los años 2009 y 2012, a una reducción que desde determinados sectores se achacaban a medidas más o menos afortunadas por parte de diferentes administraciones. A partir de ahí, desde muchos de esos mismos sectores, se culpaba a la DGT de no hacer bien su trabajo por el repunte de accidentes y de víctimas que se empezaba a experimentar al remontar la crisis económica.

Simplificar siempre es inexacto, pero ahora, hemos podido comprobar de manera empírica, que cuanto menos nos movemos, menos accidentes se producen. De la misma manera, que en su momento el descenso de accidentes tuvo una fracción causal en el descenso del tráfico en nuestras carreteras, y el posterior aumento tuvo el propio en el incremento del mismo.

Muchas veces, en los comunicados de la DGT, se hace referencia a las del número de desplazamientos producidos a lo largo de periodos de tiempo concretos; y no siempre se pone la relevancia necesaria en este dato que es sumamente significativo. En esa línea, si realmente queremos conocer la ‘salud’ de nuestra red vial, es importante que demos la importancia necesaria a este dato.

Por ejemplo, si tenemos en cuenta el factor movilidad, las cifras de accidentes y víctimas en el pasado año arrojan unos resultados mucho mejores que los que, a priori y en números enteros, podrían constatarse. Dado que el incremento en el número de desplazamientos fue importante respecto al año anterior, y por lo que la exposición al riesgo, a pesar de ser mayor, no provocó un aumento de víctimas proporcional. Sino, más bien, lo contrario.

Otro factor relevante es que, como ya hemos comentado aquí en otras ocasiones, pese a las cifras reducidas en cuanto a número de víctimas, estas no siguen el camino paralelo en cuanto a número de accidentes. En 2018 y en 2019, dos años con reducción de fallecidos, se produjo un incremento en el número de accidentes que ha llevado, tras mucho tiempo, a que esos dos años superaran la cifra de cien mil accidentes anuales. Ello no lleva a insistir en que la seguridad de nuestros vehículos se va incrementando progresivamente y hace que sus ocupantes cada vez estén más protegidos en su interior.

En resumen, si queremos tener un escenario preciso del porqué de los aumentos o descensos de accidentes y víctimas, hemos de sopesar, valorar y ponderar todos los factores que están presentes. De otra manera, podemos llegar a conclusiones erróneas y, lo que es peor, eso nos puede llevar a tomar medidas que no se ajusten a las necesidades reales.