Algo que nadie pone en duda es que la Inspección Técnica es necesaria, pero conviene “darle una vuelta” para que la función que pretende cumplir, que no es otra que garantizar el perfecto estado técnico de los automóviles, sea realmente efectiva. Para empezar, es importante que los criterios sean homogéneos en todas las estaciones de ITV.

Creo que todos conocemos a alguien que nos dice donde podemos pasar la revisión si dudamos de que nuestro coche esté en condiciones óptimas. La profesionalidad de los inspectores y su buen criterio también es algo manifiestamente mejorable. Puedo constatar en primera persona como en una ITV me han puesto como defecto leve “pequeños daños por óxido en la carrocería” cuando el coche en cuestión tiene una carrocería íntegramente de aluminio y por tanto es imposible que tenga óxido.

Pero hay un aspecto fundamental en la seguridad que no se revisa en las ITV: las presiones de los neumáticos. Se mira que las medidas se ajusten a la ficha técnica, tanto en dimensiones, como en códigos de carga y velocidad, pero no se comprueba ni la fecha de fabricación ni que la presión sea la correcta.

La profundidad de 1,6 mm del dibujo es muy relevante en cuanto a seguridad, pero la edad del neumático y las presiones correctas no lo son menos. Los propios fabricantes dan a los neumáticos una vida útil de 5 años. A partir de ahí el neumático pierde flexibilidad y de manera continua, prestaciones y adherencia; tanto de forma longitudinal como transversal. Una vez que el neumático cumple los 6 o 7 años empieza a cristalizarse’. Es decir, la banda de rodadura se endurece de manera notable y prosigue con una caída de adherencia constante que, sin embargo, no se corresponde con el desgaste. Llegados a este punto, este se reduce drásticamente.

Pese a que la edad del neumático no es causa de resultado desfavorable, al menos ya que quienes pagamos somos nosotros, debería esperarse un servicio profesional de la inspección que informe acerca de extremos de seguridad tan importantes como este y menos sobre detalles tan nimios como el aspecto estético de la carrocería.

Si queremos que un diagnostico favorable de la ITV sea garantía de vehículo técnicamente seguro conviene añadir algo más a las inspecciones de manera que, tanto desde el punto de vista reglamentario como desde el informativo, garantice este extremo en toda su extensión al conductor.