Esta carretera es transitada durante todos los días del año por camiones cisterna de 12 metros de longitud para abastecimiento de agua potable desde Antequera a Valle de Abdalajís y viceversa, lo que provoca un continuo deterioro del asfalto, del que no se lleva a cabo ningún tipo de mantenimiento desde hace mucho tiempo. Su desgaste es general en toda la vía, pero desde el kilómetro 20 al 22,5 aproximadamente, presenta un estado que hace que los neumáticos pierdan el agarre en las curvas y los cambios de rasante. Además, en ese tramo, los vehículos invaden continuamente el carril contrario para sortear los baches, incrementando el riesgo de accidentes y poniendo en peligro a los moteros que realizan rutas durante todo el año.