Hoy en día no nos jugamos todo a una sola carta, ya que existen las pruebas previas de seguridad como los test Euro NCAP, que se llevan a cabo con todos los nuevos coches. De esta forma, se puede demostrar que, por ser ligero, un utilitario no es frágil. Ya que los test son iguales para todo tipo de automóviles.
Los asistentes y ayudas a la conducción son sistemas que suelen estrenarse en los modelos de gama, donde las marcas sacan a relucir sus últimos avances tecnológicos. Pero el tiempo pasa, los costes se ajustan y llegan a modelos más populares y accesibles, como el Seat Arona que tenemos para comprobarlo.
Entre los más comunes se encuentran el detector de ángulo muerto, que detecta cualquier vehículo que no veamos del todo por el retrovisor a una distancia de hasta 70 metros.
Otro asistente muy importante es el de frenada de emergencia, capaz de detectar un peatón o un obstáculo y detener el coche para evitar la colisión. A 50 kilómetros por hora, recorremos casi 14 metros por segundo. Es decir, en un solo segundo atraviesas el espacio de tres coches en fila.
Pero el que destaca, si eres de los que hacen muchos kilómetros por carretera, es el asistente de viaje. Combina el control de crucero adaptativo con el asistente de mantenimiento en el carril. Conducción autónoma de nivel 2. El coche mantiene la velocidad que programas, pero la adapta si hay tráfico delante. Y, además, se mantiene en el carril, independientemente de si el trayecto es recto o hay curvas. Pero siempre que tú lleves las manos en el volante. Si las quitas, se desconecta por seguridad.
Teniendo todos estos asistentes y ayudas a la conducción propios de segmentos superiores y coches premium que se suman a las pruebas de choque y a la física, ¿sigues pensando que un coche pequeño no es seguro?
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