La evolución de los sistemas de seguridad activa y pasiva ha supuesto una mejora muy significativa. Por eso, los coches que se fabrican en la actualidad logran las mejores calificaciones EuroNcap de la historia.

Desde el cinturón de seguridad, que se inventó en 1959, hasta los modernos sistemas de retención infantil Isofix, que vieron la luz por primera vez en 1997, se ha recorrido un largo camino. Y la evolución sigue en marcha de forma constante.

Desde 1982 la forma de clasificar los dispositivos de retención infantil ha sido por el peso del niño o niña que vaya a usarla, dividiéndose en cinco grupos: 0, 0+, 1, 2 y 3.

Desde 2013, con la nueva normativa i-Size, va por intervalos de peso y estatura, hasta los 135 centímetros. Lo que elimina los grupos y deja esta decisión en manos de los fabricantes.

La instalación de una silla con este sistema es muy rápida: alineamos los enganches, apretamos hasta que suene “click” y, dependiendo de la sillita que tengamos, fijamos el superior a la parte trasera del asiento o ajustamos la pata frontal que llege al suelo.

Para evitar lesiones de pecho o abdomen, es importante colocar correctamente el cinturón de seguridad: siempre sobre las piernas, nunca sobre el estómago. Aunque, algunas de ellas, incorporan su propio arnés de tres puntos para aumentar la seguridad.

El registro de los últimos 25 años muestra un significativo descenso de la mortalidad infantil en accidentes a bordo de vehículos.