La DGT aconseja prestar especial atención a la hora de arrancar los vehículos cuando las temperaturas se vuelven especialmente bajas. De esta forma pueden reducirse los daños al vehículo y se puede asegurar una mejor conducción

Prestar atención a la batería

Baterías
Baterías | Pexels

La batería tiende a hacer esfuerzos extras a la hora de arrancar cuando las temperaturas son bajas. Este esfuerzo se debe a que el coche debe mantener algunos elementos eléctricos encendidos como: hilos radiantes, cristales traseros o los asientos calefactables. Para evitar un sobreesfuerzo de la batería debemos apagar todos los sistemas a bordo y aquellos elementos que puedan quitar energía, como la radio o la calefacción. Además, la DGT recomienda mantenerla apagada mientras se arranca, así como de los sistemas que consuman electricidad (volante o asientos calefactables). En el caso de que no se puedan encender hasta que el contacto esté puesto habría que esperar a que el coche tenga el motor en marcha.

Si a temperatura exterior es demasiado fría, podría ser de ayuda calentar la batería previamente. Pueden utilizarse secadores de pelo sin acercarlos a menos de diez centímetros o poner agua caliente en una bolsa o paños calientes 15 minutos antes de arrancar. Desde la DGT alertan de no poner paños húmedos sobre los contactos de la batería.

Otros consejos importantes

Arranque seguro
Arranque seguro | Pexels

La DGT da otros consejos clave para garantizar un arranque seguro:

  • Pisar el embrague a fondo antes de arrancar: Evidentemente, si el coche tiene cambio manual. Con esto, se desacopla la transmisión y el motor de arranque debe hacer menos esfuerzo, aunque el coche esté en punto muerto.
  • No mantener le giro de la llave mucho tiempo: Si no arranca a la primera, no se debe obligar mucho más de cinco segundos, ya que se fuerza mucho la batería y el motor de arranque. Hay que esperar unos 20 segundos para intentarlo de nuevo y dejar a la batería que recupere su energía.
  • Encender los calentadores de los diésel: dos o tres veces antes de arrancar. Se debe poner el contacto hasta que se apague la señal de los calentadores, apagar y volver a encender solo el contacto, varias veces, para que estas piezas hagan bien su función y asegurarse de que están a la temperatura correcta.
  • Aparcar el coche en un sitio resguardado: Estacionar en un garaje sería lo ideal en invierno, pero si no se puede, hacerlo en un lugar que esté resguardado del viento (o al menos que no le dé de lleno en el frontal). Esto hará que el coche no esté tan frío. Lo mismo si se aparca debajo de una farola. Esta fuente lumínica también evitará que el coche esté más frío. Poner alguna manta, si se puede, encima del capó, tampoco es mala idea, porque todo el vano motor ganará algún grado más que puede resultar esencial a la hora de arrancar.
  • Dar golpes en el capó: Este último consejo sirve para hacer huir a algún gato o cualquier otro animal que se haya escondido en el vano motor, buscando su calor cuando se aparca. Porque al arrancar, la correa o cadena le puede pillar al girar y hacerle bastante daño.

Consejos una vez arrancado el motor

Lo recomendable, según tráfico, para mantener el buen estado del vehículo y todos sus elementos es esperar dos o tres minutos antes de empezar la marcha. Mientras se calienta, y si los cristales están llenos de escarcha, un poco de alcohol será bueno para ayudar a quitarlo. Si están empañados por dentro, lo que mejor funciona no es el aire caliente o frío, sino el aire seco; es decir, hay que encender el aire acondicionado y dirigir la salida de las toberas hacia los cristales, sobre todo el delantero. Pero es muy importante que esto se haga una vez arrancado el coche, ya que el compresor del climatizador es uno de los elementos que más energía consumirá.

Por último, en días de heladas fuertes no se debe lavar el coche. El agua remanente puede que se transforme en hielo y tapar algunos elementos importantes, como las cerraduras de las puertas. Ya sí, una vez en marcha, se debe accionar el acelerador con mucha suavidad y sin superar las 2.000-2.500 rpm hasta que el agua del motor alcance los 80-90 grados de temperatura, lo que alargará la vida del motor y del turbo.