El objetivo de este listado de consejos es prevenir los riesgos viales en los desplazamientos y concienciar sobre la necesidad de evitar los siniestros de los pasajeros en cualquier tipo de vehículo, en este caso de los niños.

Por una parte, todo menor que viaje en motocicleta o ciclomotor debe llevar un casco correctamente homologado, adaptado a su talla y con una sujeción bajo el mentón. Además, se recomienda que solo los mayores de 12 años viajen en moto. De forma excepcional, podrán ir de pasajeros los niños que tengan siete años o más, siempre que los conductores sean los padres, tutores o una persona mayor de edad autorizada por ellos.

Para los recorridos interurbanos, donde las velocidades de circulación son mayores, nunca se debería viajar con menores de 12 años. No obstante, si se va a viajar con menores de esa edad, antes de arrancar debe asegurarse que los pequeños vayan a horcajadas en el asiento correspondiente detrás del conductor y con los pies apoyados en los reposapiés laterales.

Además de usar en todo momento un caso homologado, también es recomendable utilizar el resto de la siguiente equipación: chaqueta de motorista con protecciones, guantes, pantalones y botas. En caso de no disponer de ella, y en los viajes dentro del entorno urbano, se aconseja un pantalón largo, calzado alto, guantes de motorista, protecciones tipo peto (espalda, codos y hombros) y rodilleras.

Los niños nunca tendrían que llevar una mochila colgada de los hombros si montan en moto, ya que esta les puede desestabilizar y poner en riesgo su seguridad. La mochila debe amarrarse correctamente al transportín o portaequipajes del vehículo. Por otra parte, si los viajes con niños son frecuentes, se recomienda colocar un soporte de apoyo de la espalda para mejorar la sujeción del pequeño.

El menor tiene que agarrarse al conductor sin afectar a la conducción. A pesar de que un buen recurso serían los laterales del cinturón, sus agarres pueden ser peligrosos para la estabilidad del niño. A esto se le suma que la conducción tiene que ser suave y la aceleración progresiva, especialmente en el inicio de la marcha. No se deben asumir riesgos innecesarios y la atención tiene que mantenerse en el tráfico en todo momento.

Por último, el ascenso y descenso del menor al vehículo deben estar controlados por el conductor, con especial atención en la localización y estado del tubo de escape. Se recomienda que estas acciones siempre tenga lugar en la zona más segura de la acera y ayudar al niño con uno de los antebrazos.