Ni a 110 ni a 30, en una calle de Zaragoza se circula a 10 kilómetros por hora, una velocidad difícil de mantener al volante. Es, sin duda alguna, un reto para los conductores que circulan por el Paseo de la Ribera zaragozano. Por sólo ir a 20, el doble de velocidad, un conductor podría perder el carné de conducir.
La razón del límite de la velocidad no tiene que ver con el ahorro de combustible, se trata de una zona semipeatonal consensuada entre ayuntamiento y vecinos después de que se permitiera el paso de vehículos por ella.