¿Cuántos kilómetros puede durar realmente un coche? La respuesta depende de muchos factores, pero según expertos del sector y estudios recientes, un turismo medio actual puede alcanzar y superar los 250.000 kilómetros si ha recibido un mantenimiento adecuado y se ha conducido de forma moderada. La clave está en el cuidado del vehículo, la calidad de los materiales, el tipo de propulsión y las condiciones de uso.
En condiciones normales, si se respetan los plazos de revisión recomendados por el fabricante y no se producen averías imprevistas, es perfectamente factible que un coche supere su "vida útil" estándar. Según Luis Grande, gerente de Talleres Ferrari (Madrid), los motores modernos son muy fiables, y lo que más suele fallar con el tiempo son los componentes auxiliares como el alternador, el motor de arranque, el compresor o la electrónica, cuyo alto coste de reparación a menudo marca el final práctico del vehículo.
¿Qué dice la ciencia?
Un estudio elaborado por la Universidad de Birmingham y la London School of Economics, que analizó 300 millones de registros de 30 millones de vehículos, estima que la vida media útil de un coche de gasolina es de 18,7 años y unos 187.000 kilómetros. Sin embargo, hay vehículos que superan ampliamente esas cifras, incluso algunos que han pasado del millón de kilómetros, como el famoso caso del Volvo P1800 de 1966, que ostenta el récord Guinness con más de 5,2 millones de kilómetros recorridos.
Gasolina, diésel, híbridos y eléctricos: ¿Quién dura más?
Los vehículos diésel tienen una media de duración superior a los de gasolina. Funcionan a un régimen de giro más bajo, lo que les permite alargar su vida útil. Según el mismo estudio, pueden alcanzar de media 410.000 kilómetros y una vida media de 16,3 años. Suelen utilizarse en recorridos largos, especialmente en carretera, lo que reduce el desgaste del motor.
Los vehículos híbridos, que combinan motor de combustión (normalmente gasolina) con sistemas eléctricos, mantienen una vida útil similar a sus equivalentes tradicionales: entre 200.000 y 300.000 kilómetros. En el caso de los híbridos diésel, como algunos modelos de Mercedes, la cifra puede ser incluso superior. Las baterías de estos vehículos suelen durar unos 10 años, con un rendimiento satisfactorio.
En cuanto a los vehículos eléctricos puros (EV), aún es difícil establecer una media definitiva debido a su escasa trayectoria comercial. Sin embargo, la mayoría de fabricantes estima que la batería (el componente más caro y determinante) conserva un rendimiento aceptable, por encima del 65 o 70 % de su capacidad original, durante unos 200.000 kilómetros o 10 años. Este desgaste no implica que el coche deje de funcionar, pero sí que su autonomía y rendimiento se verán reducidos.
Fernando Suárez, gerente de Midas Plenilunio, sostiene que el tipo de uso es clave para elegir un coche: los vehículos de combustión siguen siendo preferibles para quienes hacen largos recorridos en carretera, mientras que los eléctricos resultan más eficientes en entornos urbanos, con trayectos cortos, frecuentes paradas y arranques, y un uso más regular.
Factores determinantes para la longevidad del vehículo
Además del tipo de motor, otros factores que influyen en la durabilidad de un coche incluyen:
- Calidad del combustible utilizado.
- Frecuencia y tipo de mantenimiento, especialmente cambios de aceite, filtros y revisiones preventivas.
- Estilo de conducción (agresivo o moderado).
- Condiciones climáticas: los extremos de frío o calor afectan especialmente a las baterías y componentes electrónicos.
- Cargas frecuentes o conducción en entornos exigentes, como cuestas o terrenos irregulares.
Los expertos coinciden en que, con buenos cuidados y un uso racional, cualquier coche moderno está preparado para superar ampliamente las cifras medias establecidas. El secreto está en mantenerlo en condiciones óptimas y detectar a tiempo cualquier señal de desgaste.