La Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF) ha analizado el impacto de la fatiga en los conductores profesionales por medio de un estudio realizado sobre 2.861 conductores.

En primer lugar, es necesario diferenciar fatiga de somnolencia: la fatiga consiste en un proceso gradual y acumulativo, con una pérdida de eficiencia e inapetencia, mientras que la somnolencia se relaciona con la probabilidad de quedarse dormido. Sin embargo, es frecuente que ambos síntomas coexistan.

En este sentido, la fatiga se expresa en un menor tiempo de reacción, menor rendimiento para controlar la dirección, menor capacidad de mantener la distancia de seguridad y mayor distracción.

El estudio realizado por ETF muestra que el 66% de los conductores de autobús y el 60% de los camioneros confesaron sentir fatiga al volante de forma regular. Además, 772 conductores aseguraron haber casi chocado y provocado un accidente grave, al menos una vez en 12 meses, debido a la fatiga.

El Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) y la Sociedad Española del Sueño (SES) afirman que la fatiga y la somnolencia al volante están presentes en cerca del 20% de los accidentes de tráfico.

El tipo de accidente debido a esta causa suele ser grave e involucrar a un solo vehículo que se sale de la carretera, donde no suele haber marcas de derrape o de frenado porque el conductor no ha intentado evitar el choque.

Además, tiene lugar al amanecer (entre las 3 y las 5 de la madrugada) o a media tarde (entre las 14 y las 16 horas). Algunas de las causas de la fatiga son la mala calidad del sueño, largas jornadas laborales sin días libres, bajos salarios, escasez de áreas de descanso, presión laboral o exigencias para cumplir los plazos.

La fatiga suele estar presente en el transporte por carretera, que obliga a los conductores a trabajar muchas horas, con descansos inadecuados porque durante sus pausas deben ocuparse de otras tareas.

Cabe destacar que la última campaña de vigilancia de la DGT, realizada en febrero, mostró que la infracción más numerosa cometida por los conductores profesionales fue no respetar los tiempos de descanso.

Finalmente, el incumplimiento de las obligaciones de los periodos de descanso puede suponer un coste en pérdida de vidas por accidentes de tráfico cifrado en 2.800 millones de euros anuales.