Hace más de un mes que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció junto a la directora general de Tráfico, María Seguí, esta campaña, que la Asociación de Víctimas de Accidentes DIA aplaudió y reclamó "sanciones contundentes" para los conductores que se ponen al volante bajo los efectos de sustancias estupefacientes.

Las drogas son las responsables de uno de cada cuatro muertos en accidentes de tráfico y su consumo multiplica entre dos y siete veces las posibilidades de tener un accidente.

Si bien, el 45 % de los conductores fallecidos en accidentes de tráfico ocurridos en carretera durante el año pasado dio positivo por consumo de alcohol, drogas o psicofármacos, según la memoria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF).

Los controles de drogas serán aleatorios; no hace falta haber cometido previamente una infracción de tráfico, y se realizarán mediante una sencilla prueba con una pequeña muestra de saliva, que se llevará a cabo inmediatamente después de los habituales test de alcoholemia.

Si este primer test -que detecta un consumo de hace pocas horas- ya arroja un resultado positivo de drogas, el conductor no podrá seguir conduciendo y se le practicará una segunda muestra mucho más precisa que se remitirá con todas las garantías y custodias a un laboratorio.

Solo en los casos en los que este segundo test confirme el positivo, se sancionará al conductor, bien por una falta administrativa o por la vía penal, si las condiciones psicofísicas están claramente alteradas.

En cualquier caso, si el ciudadano desea realizarse una prueba de contraste, se le llevará a un hospital para que se le extraiga otra muestra.

La sanción administrativa será idéntica a la del consumo de alcohol: 500 euros de multa y la pérdida de seis puntos del carné. Cuando la infracción sea de tipo penal, la ley establece penas de prisión de tres a seis meses o multa económica de seis a doce meses de cuantía que fijará el juez, trabajos en beneficio de la comunidad y retirada del carné de uno a cuatro años.

España es uno de los países del mundo con mayor consumo de cocaína y cannabis, y ello se refleja también en los conductores: un 19,4 % conduce después de haber tomado drogas, y 3 de cada 100, con la "mezcla explosiva" de estupefacientes y alcohol.